Presidente del Congreso Judío Mundial: Unidad nacional ¡ya!

Opinión. Al ver cómo Israel se desgarra mientras sus enemigos se fortalecen, debo adoptar una postura y alzar la voz; sólo Netanyahu, Lapid y Gantz pueden lograr la unidad.

Nosotros, los judíos de la Diáspora, solemos abstenernos de inmiscuirnos en la política israelí. Amamos a Israel y estamos comprometidos. Pero siempre somos cautos a la hora de respetar la soberanía.

Pero ahora, el futuro de Israel pende de un hilo. El único Estado del pueblo judío se enfrenta a un peligro existencial inminente. Una combinación de amenazas externas e internas sin precedentes que nos llevará al abismo.


El primer ministro Benjamin Netanyahu a la izquierda, los líderes de la oposición, Yair Lapid y Benny Gantz a la derecha. 
(Ynet)

 La amenaza externa tiene tres dimensiones. En el último año, Irán ha acumulado suficiente material nuclear para varias armas, según las Naciones Unidas, y pronto podría suponer una amenaza directa para la seguridad de Israel. Hezbolá se está convirtiendo en una de las organizaciones terroristas más peligrosas y poderosas del mundo. Ha adquirido la capacidad de atacar Haifa, Tel Aviv y Jerusalem. Por último, la legitimidad de la Autoridad Palestina está siendo socavada por Hamás y otras fuerzas radicales. En consecuencia, Cisjordania se encamina hacia el caos y la violencia.

Es cierto que Israel es fuerte. Si se le desafía, contraatacará ferozmente y vencerá. Pero las tres dimensiones de la amenaza exterior están creando una nueva realidad regional. El peligro de una guerra en varios frentes es mayor de lo que ha sido en décadas.

Pero Israel se enfrenta también a una amenaza interna sin precedentes que abarca otras tres dimensiones. La reforma judicial instigada por el ministro de Justicia, Yariv Levin, que ha recibido un voto favorable en la Knesset, lo que ha aumentado la tensión, es percibida por la derecha como esencial y por la izquierda como un asalto a la democracia liberal del país. Segundo, la dependencia de la coalición de los partidos ultraortodoxos y ultranacionalistas que impide al primer ministro Benjamin Netanyahu aplicar su visión moderada y conservadora del mundo. Y la fisura interna que aleja a las tribus de Israel entre sí y acelera la discordia entre ellas.


Las FDI atacan objetivos de Hamás en Gaza. (Reuters)

 Las tres amenazas internas están abriendo heridas históricas e inflamando el odio. Están arrastrando a la sociedad israelí a un vórtice de conflicto interno como no se había visto desde la fundación del Estado el 15 de mayo de 1948.

Israel es una gran nación excepcional. La fundación del Estado judío tras el Holocausto y su espectacular éxito en los últimos 75 años lo convierten en un verdadero milagro hecho por el hombre. Pero ahora Israel está en peligro. Los acontecimientos sin precedentes de 2023 están erosionando el pacto social y poniendo en peligro la seguridad nacional.

Mientras los extremistas insisten en sacar adelante una legislación antiliberal, cientos de pilotos de reserva y miles de soldados de reserva han anunciado que no se presentarán a filas. Estos graves acontecimientos llevaron al ex jefe del Estado Mayor de las FDI, Gadi Eizenkot, a advertir que la combinación de las amenazas internas y externas hace a Israel más vulnerable de lo que ha sido desde 1973.


Masiva manifestación en Jerusalem contra la reforma judicial. 
(Ynet)

 Esta es la razón por la que un líder judío como yo no puede seguir callando. Mientras observo cómo Israel se desgarra a sí mismo y sus enemigos se fortalecen, debo adoptar una postura y alzar la voz. «Una casa dividida contra sí misma no puede sostenerse», dijo Abraham Lincoln antes de la Guerra Civil estadounidense. Tampoco puede un Israel dividido contra sí mismo.

Como judíos, debemos aprender de nuestra trágica historia.

Sólo hay una forma de superar esta crisis existencial multidimensional: la unidad nacional. Del mismo modo que los israelíes se unieron en vísperas de la guerra de 1967, deben hacerlo ahora.

Y sólo hay tres hombres que pueden lograr esta unidad: Benjamin Netanyahu, Yair Lapid y Benny Gantz. Sobre sus hombros, estos tres líderes cargan una responsabilidad histórica. Por lo tanto, deben volver a sentarse juntos inmediatamente después de esta votación para debatir con franqueza la alarmante situación de la nación. Y deben superar los intereses personales y las diferencias políticas para poder formar un gobierno de emergencia estable.


Manifestantes contra la reforma judicial en Tel Aviv. (Reuters)

 A lo largo de su historia, Israel ha hecho maravillas. Al tiempo que hacía florecer el desierto y daba cobijo a millones de supervivientes y refugiados judíos, vencía a la mayoría de sus enemigos y alcanzaba la paz con seis naciones árabes. Pero el reto de nuestro tiempo y de nuestra generación es la división interna. Y la única manera de afrontarla es renovar la alianza entre las principales fuerzas sionistas.

No debemos esperar a que estalle la violencia. No debemos unirnos sólo cuando nos ataquen. Debemos darnos cuenta ahora de que sólo una coalición de moderados puede liberar a Israel del dominio de los fanatismos.

Sólo la unidad nacional puede preparar a Israel para una prueba suprema a la que pronto podría enfrentarse.

 

Fuente: Ynet Español



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