Mi bisabuelo y la primera inmigración masiva de judíos rusos a la Argentina

Por Luis Morgenstern

Sin el esfuerzo y persistencia de Leizer Kaffman probablemente hoy no existiría la Comunidad Judía en Argentina como la conocemos. A partir de los crueles pogroms que se desataron en Rusia en los años 1881 y 1882, cientos de miles de judíos comenzaron a abandonar sus hogares en busca de nuevos horizontes. Escapando de esta situación, Leizer logró organizar el viaje de un grupo de familias con destino a la Argentina como un plan piloto de colonización. Gracias a este primer núcleo de «pioneros», a sus sufrimientos y a sus sacrificios, la Argentina se convirtió en un país receptor de la inmigración judía en masa. Presentamos el relato de su bisneto Luis Morgenstern, colaborador de Nueva Sion.

El 14 de agosto de 1889 llegó al puerto de Buenos Aires, en el vapor WESER, el primer núcleo organizado de judíos rusos que soñaron con radicarse y rehacer sus vidas en un país libre. Esto señala el punto de partida de un acontecimiento que habría de concretarse dos años después, cuando el Barón Mauricio de Hirsch (1831-1896) creó la Jewish Colonization Association (JCA), organismo que promovió la emigración de miles de judíos oprimidos en el Imperio Ruso de los Zares, y facilitó su asentamiento en los países de América que les ofrecían la posibilidad de entregarse a las tareas agrícolas. Recordemos los pogroms de Kiev (1881), Balta (1882), Ekaterinoslav (1883) y la implantación de la zona de residencia en la parte occidental de Rusia, hogar de más de cuatro millones de judíos legalmente confinados.

Mis Inquietudes

Hace unos años quise reconstruir el árbol genealógico de la familia Kaffman, contaba con muy poco material: los relatos de mi madre sobre su abuelo Leizer y sobre mi tía abuela Ana, quién tenía un libro escrito en Idish sobre él, titulado Vida y obra de Leizer Kaffman; además de lo que escuché en reuniones familiares, que destacaban la importancia de la obra de Leizer Kaffman. Durante años busqué en enciclopedias información sobre él, hasta que hace cerca de cuatro años me decidí a buscar en Argentina pidiendo información en la página de “Huellas de la colonización judía en la Argentina” y en la página “Genealogía Judía Argentina (AGJA) ´Paul Armony´”, de personalidades judías de todos los tiempos en Facebook. Me dediqué a buscar en Internet todo el material posible, y me contacté con mi familia argentina a quienes prácticamente no conocía. Y he aquí lo que encontré…

Antecedentes familiares

Mi bisabuelo Leizer (Lázaro) Kaffman Ha Cohen, nació en 1848 en Smotrich, una aldea cercana a Kamenetz Podolsk, se casó con Jasie (Jacinta) Bar y tuvieron 9 hijos, 8 nacieron en el Imperio Ruso -Simón Yosef (Simón José), Ianke (Jacobo), Bobe (Berta), Leib (Luis), Gittel (Catalina), Nisie (Nicolás), Yentel (Ana), y Peretz (Patricio), todos nacidos en Smotrich- y una en la Argentina -Reizel (Rosa)-.  Solo 3 permanecieron en Argentina. Los 6 hijos restantes se trasladaron a Temuco y a Concepción en Chile -Leib (Luis), Glittel (Catalina), Ana (Yentel), (Nisie), Peretz (Patricio) y Reizel (Rosa), que vivía tres años en Rosario y tres en Concepción, turnándose con cada hijo-. Mi abuelo materno, Israel Korenblit, viajó con el apellido de mi bisabuelo en el pasaporte y años más tarde se casó con mi abuela Gittel.

La Obra de Leizer Kaffman

Sin el esfuerzo y persistencia de Leizer Kaffman probablemente hoy no existiría la Comunidad Judía en Argentina como la conocemos. A partir de los crueles pogroms que se desataron en Rusia en los años 1881 y 1882, cientos de miles de judíos comenzaron a abandonar sus hogares en busca de nuevos horizontes. Se realizaron convenciones y congresos judíos en los que se procuraba hallar soluciones a los miles de afectados que se desplazaban desde sus lugares de origen. Entre los destinos que se barajaban se mencionaban Estados Unidos, África e Israel. En los cónclaves se elegían delegados que tenían por misión desarrollar contactos diplomáticos y obtener la asistencia económica que permitiera a los judíos llegar a un destino seguro, pero las gestiones demoraban varios meses y en su mayoría fracasaban. Los jefes de familia de las comunidades judías de Besarabia y Podolia, en la Zona de Residencia, habían celebrado reuniones en Katowice (Silesia, Polonia) para analizar la idea de la emigración. Tras las nuevas disposiciones restrictivas de 1887, habían decidido que una delegación encabezada por Leizer Kaffman, arrendatario en una aldea de Krenrtchow, (próxima al pueblo de Smotrich, a cinco millas de Kametez-Podolsk) e integrada por Pinjas Glasberg y José Ludme (de la aldea Starautha) viajara a París para gestionar la salida de Rusia rumbo a Palestina. Cada familia aportó 25 rublos para los gastos y viáticos de esos comisionados.

Tratativas en Paris

El intento de los enviados a París fracasó. Ellos querían ir a Eretz Israel, y buscaron entrevistarse con el Barón de Rothschild, pero la idea no prosperó. Después de un par de meses de gestiones y esperas, dos de los delegados regresaron a Rusia, pero Leizer Kaffman decidió quedarse. Insistió durante seis meses más. Intentó hallar otra solución. A través de un amigo en común, el señor Lubetzky, logró vincularse con el Gran Rabino de París, Tzadok Kahn, quien lo puso en contacto con la organización KIAJ (Kol Israel Javerim) y la Alliance Israélite. Luego de mucha insistencia y perseverancia logró que finalmente la Alliance organizara el viaje con destino a la Argentina como un plan piloto de colonización. Cabe señalar que, en ese entonces, el nombre de Argentina era poco conocido en Rusia, sin embargo, Leizer Kaffman insistió y se puso en contacto con la Oficina Oficial de Informaciones de la República Argentina en París que estaba a cargo de Pedro S. Lamas y con la persona encargada de hacer la propaganda para la inmigración y colonización del país, el agente J. B. Frank, de origen judío. El agente trató de zanjar los inconvenientes menores y solicitó al Comisario General de Inmigración la autorización para permitir el ingreso de aproximadamente 800 inmigrantes rusos que viajarían con destino a la Argentina en el vapor Weser. En su misiva, fechada el 6 de julio de 1889, expresaba que no sabía exactamente el número de los mismos, pero aseguraba que se trataba de “bravos agricultores que aspiran a crearse una situación por medio de su trabajo”, y anticipaba que eran “precursores de muchos otros”. Un terrateniente argentino, Rafael Hernández, estaba interesado en vender tierras a inmigrantes europeos, y su agente en Europa era el mismo Frank.

Leizer Kaffman no vaciló un instante, inició el trámite para la compra de las tierras de Hernández (hermano del autor del Martín Fierro José Hernández) y comenzó el trámite para que más de un centenar de familias de judíos rusos pudieran radicarse como colonos en la Argentina. Al principio del mes de junio de 1889, las familias se encontraron en Bremen, Alemania, para ser embarcados hacia la nueva tierra. A los viajeros no les faltaron inconvenientes ni peripecias angustiosas durante el trayecto desde Rusia hasta el puerto de embarque. Leizer Kaffman quedó a cargo de elegir a las familias que viajarían, estos fueron nombrados como los Polodiers porque eran originarios de Kamenetz Kamianets-Podilskyi, hoy Ucrania.

El 10 de julio embarcaron en el vapor Weser en Bremen (al embarcar consignaron su nombre erróneamente: Kaffman, y erraron con su edad y la de su hijo Shimon, siendo en realidad 46 y 22 años respectivamente), un barco de pasajeros que transportaba un total de 1.200 inmigrantes, 138 familias eran judías, que viajaban hacinadas en tercera clase, y con ellos el Rabino Aarón Haleví Goldman, quien era el guía espiritual y comunitario del núcleo inmigratorio. El Weser navegó 35 días y pasó a la historia porque trajo en su vientre a los primeros colonos judíos, a los primeros gauchos judíos.

La llegada a la Argentina, vicisitudes y Moisés Ville

El 14 de agosto de 1889 llegaron a Buenos Aires, y el mismo día de su desembarco empezaron los problemas y las desventuras: pagaron por campos bonaerenses que jamás recibieron -como los terrenos habían subido de precio por un boom en el valor de los terrenos agrícolas, Hernández no los entregó, y quedaron abandonados-. Cerca de 1500 judíos de origen alemán, inglés y francés que vivían Buenos Aires y que habían llegado en forma individual a la Argentina, los ayudaron y los contactaron con su abogado, Pedro Palacios, dueño de tierras en Santa Fe, que les vendió terrenos en la zona a partir de 10 hectáreas por familia y a un precio mayor que el real. En un nuevo país, con un nuevo idioma, con carencias, escasez y enfermedades, padecieron y se sobrepusieron a las dificultades. Algunos del grupo regresaron al Imperio ruso y otros se trasladaron a Monigotes, Santa Fe, donde vivían algunos agricultores judíos en la zona próxima a la que después sería Moisés Ville, (cabe señalar que la actual Monigotes es un segundo emplazamiento; al primitivo se lo conoce como “Monigotes la vieja”). Los viajeros se encontraron solos en la Estación Palacios y quedaron abandonados a su suerte, sin alimentos, sin dinero ni medicinas, y trabajaron en lo que pudieron, falleciendo 60 niños de tifus, inanición y hambre. Tocó en suerte que el Doctor Wilhelm Lowenthal, quien había sido contratado por el gobierno argentino para realizar una evaluación médica del país, pasó por la estación de Palacios y vio unos niños que pedían pan (en español y que fue lo primero que aprendieron del idioma) y que hablaban Idish entre sí, se bajó del tren y pudo apreciar la cruda realidad en la que vivían los viajeros, se contactó con las autoridades locales y lograron que Pedro Palacios firmara la cesión de bienes, siendo el primero de los firmantes por los colonos Leizer Kaffman.

Un punto importante es que con el grupo llegó el primer Rabino que se estableció en la Argentina, quien le dio el nombre a la colonia Kiryat Moshe, pero como Moises Ville. Con la cesión legal los colonos pudieron fundar Moises Ville, la primera colonia judía de la Argentina. Cultivaron el campo y desarrollaron la ganadería, crearon cooperativas, levantaron molinos, inauguraron escuelas, seminario de maestros, bibliotecas y sinagogas, y un teatro aún en funciones. Y establecieron el primer cementerio judío de la Argentina. Los comienzos de la colonia fueron difíciles puesto que debieron aprender a trabajar la tierra y a soportar las inclemencias propias de las labores agrícolas. Hubo un momento en que Moises Ville llegó a tener 5.000 habitantes judíos. Hoy hay cerca de 150 judíos en la ciudad ya que los hijos de los colonos se trasladaron a las otras ciudades para estudiar o en busca de mejores perspectivas económicas.

El grupo de 138 familias que desembarcó del vapor «Weser», en Buenos Aires, el 14 de agosto de 1889, había acudido a la Argentina no en forma casual, sino que tras una larga meditación eligieron conscientemente este destino como lugar para instalar sus nuevos hogares, y tuvieron que luchar por su elección, pues la opinión de la comunidad israelita de Hamburgo y de Bremen, donde esos judíos pasaron algún breve tiempo después de su partida de Rusia, era que resultaría más conveniente que dicho grupo se dirigiera a los Estados Unidos; los interesados, por el contrario, consideraron que era mejor venir a la Argentina con el fin de dedicarse a la agricultura. El objetivo que perseguía este grupo de inmigrantes era el de transformar su vida económica y convertirse en agricultores; sentían que se convertían en los primeros de una inmigración de judíos en masa a la Argentina, resuelta a modificar su constitución económica y a abrazar el cultivo de la tierra. Y esto es lo que sucedió en efecto; por eso inicia con ellos la conformación de la colonia judía en nuestro país. Este fue, quizás, el factor más importante, pues gracias a este primer núcleo de «pioneros», gracias a sus sufrimientos y a sus sacrificios en aras del ideal del cultivo de la tierra en los campos lejanos, en las regiones casi despobladas de la actual Moisesville, la Argentina quedó descubierta, por decirlo de alguna manera, como país de inmigración judía en masa. En los primeros años, la inmigración judía a este territorio fue entera y exclusivamente colonizadora, marchaba únicamente bajo el signo y el lema de la agricultura.

El doctor Lowenthal se contactó con el Barón de Hirsch para exponerle la situación y los colonos recibieron su ayuda. Además, el Barón fundó la Asociación de Colonización Judía (ACJ) y desde 1892 comenzaron a llegar colonos a Argentina para asentarse en tierras compradas por el Barón y organizados por la ACJ. Se fundaron aproximadamente 18 colonias con el apoyo de ella. Con el correr del tiempo, los hijos y nietos quisieron estudiar en la Universidad para ser profesionales y se radicaron en Rosario, Buenos Aires e Israel.

Finalmente, en busca una mejor situación financiera, Leizer Kaffman se radicó con sus hijos en Rosario, falleciendo en 1927. Solamente permaneció en Moises Ville su hijo mayor, Simón José, junto a su esposa Sosie, donde fallecieron.

Sin dudas, sin la persistencia y obstinada dedicación del Leizer Kaffman, estas familias nunca hubieran llegado a la Argentina y la historia sería totalmente diferente. En su memoria, Raúl Voskoboinik, de “Personalidades judías de todos los tiempos”, sostuvo: “Nuestro homenaje eterno a Leizer Kaffman. Es un orgullo ser su descendiente”.

Por su parte, Mario Jeifetz, genealogista nativo de Moisés Ville que hoy vive en Israel, sostuvo que “Leizer Kaffman logró de la nada llevar a 830 judíos desde el Imperio ruso a la Argentina y abrió
las puertas a las futuras colonizaciones”
. Igual opinión he recibido de “Genealogía Judía Argentina (AGJA) ´Paul Armony´”.

 

Fuente: Nueva Sion 



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