Mayo 16 del 2023

Luiz Martins de Sousa Dantas, un quijote brasileño en la oscuridad del Holocausto

A pesar de haber nacido en una familia pudiente y exquisita, ajena a los sufrimientos de los demás, Luiz Martins de Sousa Dantas era, ante todo, un caballero y un hombre de rectos principios morales.

Ajeno a cualquier forma de cinismo e hipocresía diplomática, se rebeló contra su tiempo y la barbarie imperante, demostrando que era capaz de dar su vida por los demás.

Nació en Río de Janeiro el 17 de febrero de 1876 en el seno de una familia tradicional que a la sazón mantuvo buenas relaciones con la monarquía brasileña. Con apenas 21 años se gradúa como abogado y posteriormente, y ya en la etapa republicana, se incorpora al Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil. Sirvió a su país en Suiza, Argentina, Italia, Francia y la Unión Soviética. Durante la Primera Guerra Mundial, se desempeñó en calidad de ministro de Relaciones Exteriores Interino de Brasil e integró la delegación de su país en la Conferencia de Paz celebrada en París en 1919.

De vocación claramente diplomática, Souza Dantas fue embajador de Brasil en Francia durante veinte años interrumpidos (1922-1944) y pasará a la historia por su papel crucial en la salvación de varios centenares de judíos en una época especialmente dura. Poco sabemos de la vida privada de Sousa Dantas, salvo lo que nos cuenta el libro de Kaifo Koifman, Quixote nas Trevas (Quijote en la oscuridad), pero sí conocemos sus peripecias para desafiar al nazismo y a su propio gobierno, muy reacio a ayudar a los perseguidos por los nazis.

Así nos cuenta Yad Vashem una parte de su historia: “Luiz Martins de Souza Dantas había sido embajador de Brasil en Francia desde 1922. En junio de 1940, primero en París y luego en Vichy, fue testigo de la fuga masiva hacia el sur de franceses y refugiados a medida que el país era invadido por tropas alemanas. Desde 1937 Brasil había prohibido la inmigración judía. Souza Dantas buscó formas de evadir la prohibición. El 8 de octubre de 1940 pidió autorización al ministro de Relaciones Exteriores, Osvaldo Aranha, para “emitir visados, en casos excepcionales, a portadores de ´pasaportes Nansen´ (o sea, carentes de nacionalidad) u otros documentos de identificación, bajo mi responsabilidad”. El embajador interpretó el permiso concedido por el ministro de una manera sumamente generosa, otorgando centenares de visados a refugiados judíos y no judíos en la zona libre de Francia, permitiéndoles de ese modo abandonar el país. Aun así, los beneficiarios de esas visas eran considerados ´indeseables´ por el gobierno de Brasil.

Sabemos también que, entre 1924 y 1926, se desempeña en calidad de representante de Brasil ante la Sociedad de Naciones, organismo que precedió a las Naciones Unidas de nuestros días. En junio de 1940, después de una sorpresiva e inesperada ofensiva relámpago alemana, Francia es ocupada por los nazis y dividida en dos mitades, una bajo las autoridades colaboracionistas francesas de Vichy y otra bajo la égida alemana con capital en París. El régimen del general Philippe Pétain se había convertido, ya en aquellos años en que Hitler había puesto en marcha la “solución final” para exterminar a todos los judíos europeos, en uno de los principales aliados de la Alemania nazi en lo que se refiere al envío de los hebreos franceses a los campos de la muerte. Comienza la persecución de los judíos y la maquinaría del terror se instala en todo el país.

Luiz Martins de Souza Dantas no pudo soportar la brutalidad reinante y tuvo la decencia de arriesgar su vida y su posición para salvar a un millar de judíos a los que les facilitó esas visas milagrosas, a algunos, y a otros, un pasaporte. Mientras que la gran mayoría de los diplomáticos que he conocido en mi vida son gente frívola, superficial y, por lo general, poco comprometida, la figura de Martins de Souza Dantas se eleva sobre la historia con luz propia. En un ambiente de delación, miseria humana, cobardía moral y ética y escaso compromiso con los más débiles, el diplomático brasileño aparece como un héroe, un hombre capaz de superar todas las dificultades y hacer lo imposible para defender la vida, aunque en ello le pueda ir la suya.

EN LA FRANCIA OCUPADA POR LOS NAZIS

Así las cosas, en 1940 y animado por “un sentido cristiano de misericordia” -según sus propias palabras- Souza Dantas   promueve y obtiene la autorización de sus superiores para el otorgamiento de un número limitado de visas para ciudadanos franceses. Interviene directamente en esta tarea, no siempre ajustada a las formalidades requeridas, de tal suerte que otorga numerosas visas que no sólo beneficiaron a ciudadanos judíos sino también a comunistas, homosexuales y a todo colectivo perseguido por el nazismo.

Como señala Yad Vashem, “Souza Dantas era perfectamente consciente que estaba contraviniendo las instrucciones de las ordenanzas enviadas por el ministro a cada una de las misiones diplomáticas brasileñas, que estipulaban la prohibición de emitir visados a ´semitas´ o ´indeseables´, que era la forma de definir judíos en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Gracias a las infracciones cometidas por el embajador, centenares de judíos pudieron abandonar Francia y Europa. Algunos de ellos no consiguieron sin embargo llegar a Brasil antes de la fecha de vencimiento de sus visados y fueron en consecuencia devueltos a sus lugares de origen”.

Recuerda el escritor Ronaldo Franca, al evocar la vida del diplomático, que “Para dar curso a su acción solidaria, Souza Dantas, usó los más diversos expedientes. Concedió visados diplomáticos a portadores de pasaportes comunes, para que tuvieran más garantía de aceptación. Algunos ni siquiera tenían el documento. Escribía normalmente en francés en los pasaportes para facilitar la lectura en el puerto de embarque. Más allá de utilizar un idioma extraño -el francés- en un papel destinado a las autoridades de inmigración brasileñas, al menos utilizó los procedimientos de rutina para el estampillado”.

El grado de colaboracionismo de Francia en el Holocausto es uno de los capítulos más desconocidos de la historia de este país y una de sus páginas más siniestras. Pero conviene recordarla para no repetir los mismos errores; más de 80.000 judíos franceses fueron enviados por el régimen de Vichy a los campos de concentración nazis, donde la mayoría encontraron la muerte y muy pocos sobrevivieron para contar el horror.

EN CONTRA DE LA VOLUNTAD DE LAS AUTORIDADES BRASILEÑAS

El Gobierno de Brasil no quería a los judíos ni tampoco recibirlos, aparte de que en esos tiempos todavía reconocía a la Alemania nazi. Pese a todo, después de haber recibido las antedichas instrucciones en contra de dar visas a los judíos y hasta bien entrado el año 1941, Souza Dantas continuó emitiendo visas retroactivas, es decir previo al 12 de diciembre de 1940, a sabiendas de la ilegalidad de sus acciones y proceder y de los perjuicios que le podía acarrear. Actuó únicamente animado por sus convicciones democráticas y mero altruismo, nunca buscó o requirió remuneración o beneficio alguno.

Otro aspecto humanitario que hay que destacar del diplomático brasileño es que fue de los primeros, junto otro pequeño grupo de diplomáticos, de avisar al mundo de la existencia de las cámaras de gas y de la puesta en marcha del Holocausto por los nazis. En misiva dirigida al ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Osvaldo Aranha, Souza Dantas precisó que los campos instalados por los nazis eran una suerte del Infierno de Dante en los cuales los judíos eran esclavos y exterminados.

Luego está el asunto del navío, una suerte de San Luis británico, cuya aciaga suerte no acabó en tragedia en cierta medida por su intervención. En 1941, Souza Dantas intervino personalmente para salvar la vida de los pasajeros del navío Alsina mediante visas falsificadas. El bloqueo naval británico impidió a los pasajeros arribar a Senegal, de tal suerte que estuvieron varados durante 4 meses hasta que el buque fue desviado a Casablanca. Souza Dantas se encargó de renovar las antedichas visas vencidas y finalmente los pasajeros judíos pudieron continuar camino salvándose y radicándose en Brasil.

Finalmente, y debido a su osadía y valentía, Souza Dantas fue convocado a Brasil por el presidente Getulio Vargas y sometido a un juicio administrativo por “la irregularidad de sus acciones”. Pese a ser encontrado culpable por transgredir la ley brasileña de inmigración, pudo evitar la pertinente sanción gracias a un tecnicismo y un ardid jurídico.

Pese a todo, según Ronaldo Franca, Sousa Dantas pudo haber salvado a unas 800 personas, entre judíos, comunistas, homosexuales y perseguidos políticos. Todo ello, dicho sea de paso, en unas difíciles condiciones políticas y con la abierta oposición de su gobierno, pese a que al final fue reconocida su tarea y su nombre fue inscrito en el libro de honor de la Cancillería de Brasil.

En lo que respecta a su final, el periodista Israel Jamitovsky escribía: “Después de la guerra, Souza Dantas pasó la mayor parte del tiempo en París, falleciendo el 16 de abril de 1954 sin dejar descendiente alguno. El 10 de diciembre de 2003, fue reconocido póstumamente como Justo entre las Naciones por el Museo Yad Vashem de Jerusalén. El doctor Fabio Koifman ha escrito una biografía de este héroe brasileño rotulada Quixote nas Trevas (Quijote en la oscuridad) e igualmente colaboró en un capítulo de un libro coeditado por la Embajada de Brasil en Londres y la Fundación Wallenberg. En el año 2018, Globo Filmes lanzó la película rotulada “Querido Embajador” basada precisamente en el libro “Quijote en la oscuridad”.

Luiz Martins de Souza Dantas fue uno de los 19 diplomáticos de todo el mundo reconocido como Justo entre los Justos por el Museo Yad Vashem, dedicado a honrar la memoria de los seis millones de judíos muertos en el Holocausto (o Shoá), y uno de los pocos brasileños que goza de ese honor. Quien salva una vida, salva al mundo entero, dice el Talmud. Qué bien se ajusta esta sentencia para Luiz. Pero, como muchos héroes, la figura de Luiz es muy desconocida, tanto en su país como en el exterior, y pasó, tras la contienda mundial que puso fin a la pesadilla nazi fascista, totalmente desapercibida y olvidada. Así, casi, hasta hoy.

 

Fuentes citadas y consultadas:

Diario 16: https://diario16.com/la-heroica-historia-de-un-diplomatico-brasileno-que-salvo-un-militar-de-judios/

Yad Vashem: https://www.yadvashem.org/es/righteous/stories/dantas.html

Aurora: https://aurora-israel.co.il/luis-martins-de-souza-dantas-el-heroe-brasileno-escasamente-conocido/

 



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