27 Abr A propósito del Congreso Sionista: aferrarse a la bandera israelí sin destrozarla
bandera juntos, continuar viéndola como un símbolo de nuestro hogar colectivo y continuar creyendo que hay espacio para todos nosotros bajo el Magen David.
Más de 2.000 judíos de todo el mundo se reúnen en Jerusalem esta semana para el Congreso Sionista de la Organización Sionista Mundial, para conmemorar el 75° aniversario del Estado de Israel y el 125° aniversario del primer Congreso Sionista en Basilea, Suiza, marcando el primer evento en persona desde el estallido de la pandemia de COVID-19.
Al igual que en el Primer Congreso Sionista en 1897, los delegados representan la diversidad del pueblo judío, en Israel y la diáspora. A pesar de sus diferencias, todos se reúnen por el bien de un objetivo sionista común, bajo la famosa bandera azul y blanca.
La bandera israelí. (Foto: Shutterstock)
Para mí, el Congreso Sionista se puso en marcha en un momento extraordinario particular, que iluminó la realidad de nuestras vidas en Israel como un relámpago.
Durante la Pascua, los terroristas asesinaron a Lucy (Lea) Dee y sus dos hijas, Maia y Rina, mientras se dirigían a visitar a la familia para las vacaciones. Nos dolió el corazón al ver las fotos de estas tres mujeres, y a pesar de no haberlas conocido son nuestras hermanas. En la cima de su dolor, el padre de la familia, el rabino Leo Dee, hizo un emotivo y noble llamado al pueblo de Israel: «Les pido que compartan la bandera israelí en las redes sociales con un mensaje positivo. Comparte con tus amigos y ellos se lo transmitirán. Veamos cuántos me gusta puede obtener».
Nuestra bandera obtuvo innumerables me gusta, en Facebook y en Twitter, ya que muchos se inclinaron ante la solicitud de Leo Dee. Un diluvio de símbolos de Magen David inundó nuestros feeds, y recuperamos algunos de nuestros espíritus navideños. Si bien éste fue un pequeño gesto, resultó esclarecedor.
Justo antes del 75º Día de la Independencia de Israel se está librando una batalla por esta bandera. Dos sectores israelíes están tirando de los bordes de la bandera: ambos afirman que es suya, y ambos la agitan mientras marchan en protestas.
La familia Dee. (Facebook)
En 2023, la bandera israelí se ha convertido en un caleidoscopio. Cada lado ve en ella las formas brillantes que fabrican sus sueños. Hay quienes miran la bandera y ven un estado que desean a sus hijos: un estado liberal, progresista e innovador, que ve un futuro lleno de iluminación y avance. Y hay otros que miran la bandera de Israel y ven un Magen David que simboliza el cumplimiento de la visión de los profetas, la Tierra Santa cuyo propósito es ser una luz para las naciones.
Todos sabemos lo que dice la Mishná: cuando dos personas sostienen un talit, y cada uno afirma que lo encontró primero, la regla es simple: dividirlo. Sin embargo, ni la bandera israelí ni la nación de Israel pueden dividirse en cordel. Por lo tanto, la interpretación de la Mishná, en este caso, debe ser «dividida» en un sentido alternativo de la frase: continuar dividiendo, continuar discutiendo y continuar haciendo todo lo posible para mantener la bandera intacta, sin romperla por la mitad.
Creo. sinceramente. que la gran misión sionista de nuestros días es continuar ondeando nuestra bandera, juntos; seguir viéndolo como un símbolo colectivo de nuestro hogar colectivo; continuar compartiéndola con quien esté de acuerdo con nuestros puntos de vista, así como con quienes se oponen a ellos; para seguir creyendo que hay espacio para todos nosotros bajo el Magen David, y que las rayas azules tienen un futuro brillante por delante, aquí, en la tierra de Israel, durante los próximos 75 años.
(*) Yaakov Hagoel es presidente de la Organización Sionista Mundial
Fuente: Ynet Español
