Noviembre 8 de 2022

Narrando la caída de Mengele a través del nazismo y su propia naturaleza retorcida

Por: Hadassah Faur

El sobreviviente del campo de concentración Moshe Spitzer, frente a Mauthausen, en Austria. El médico de las SS Josef Mengele lo seleccionó en Auschwitz como un trabajador para ser enviado ahí.

Aunque los lectores pueden sentirse tentados a buscar una pizca de remordimiento en los últimos años de Mengele, entre más revela Guez los pensamientos y emociones finales del médico, más nos horroriza.

¨Esta es la historia de un hombre inescrupuloso con un alma pequeña y dura, abatido por una ideología venenosa y mortal¨, confiesa el autor Olivier Guez en su novela histórica, ¨La Desaparición de Joseph Mengele¨. Juntando cartas, diarios y documentos oficiales, Guez reconstruye la vida del notorio médico de Auschwitz después de su escape de Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial.

Si bien los lectores pueden tener la tentación de buscar una pizca de remordimiento en los últimos años de Mengele, entre más revela Guez los pensamientos y emociones finales del médico, más nos horroriza la absoluta ausencia de algo parecido a la humanidad en los profundos recovecos de la mente del Ángel de la Muerte.

Aunque Mengele vivió sus días en negación y nunca fue sentenciado por sus atroces crímenes, la narración de Guez nos asegura que el médico sufrió su propio infierno autoimpuesto lleno de paranoia, rechazo, aislamiento y desesperación.

Tanto como un ¨médico joven ambicioso¨ que como el ¨nazi frío y sádico arquetípico: un monstruo¨, Joseph Mengele se erige como el Ángel de la muerte del campo de concentración nazi de Auschwitz, con siniestra figura dirigiendo a las víctimas a las cámaras de gas o llevando a cabo experimentos médicos crueles y a menudo letales en los prisioneros, muchos de ellos niños. Al final de la guerra, Mengele se desvaneció sin dejar rastro, mientras los sobrevivientes de este ¨zoológico humano¨ demandaban justicia por las atrocidades que el médico cometió.

Mengele.

Comenzando con la llegada de Mengele a Buenos Aires en 1949 bajo el alias de Helmut Gregor, Guez nos guía a través de las calles de la ciudad repletas de fugitivos nazis y fascistas reconstruyendo su reputación. Argentina, bajo la dictadura militar de Juan Perón, espera que su política de puertas abiertas donde ¨los criminales de guerra eran invitados a construir represas, misiles y plantas de energía nuclear¨, convertirán ¨a Argentina en una super potencia¨.

Es en este cuarto Reich fantasmal, como Guez lo apoda, que Mengele encuentra amnistía, protección y lujo. Viviendo de la riqueza de su familia y del apoyo de nazis devotos, Mengele logró evadir el arresto hasta que se ahogó durante un derrame tres décadas después.

Pero, como Guez lo pone, ¨Mengele murió en la inmensidad del océano, en el sol brasileño, a escondidas, sin haber enfrentado la justicia de los hombres o respondido a sus víctimas por sus crímenes indecibles¨, es la misma maldad del médico la que siembra las semillas de su destrucción y es testigo de su retribución.

Mengele: Engreído, manipulador y vanidoso

Mengele es engreído, manipulador y vanidoso; mientras intentaba sobornar a un leal a los nazis para que lo albergara en Sudamérica, fue tan abusivo, crítico y cruel, que eventualmente rechazaron su dinero y lo echaron a patadas.

Su seguidor más leal ocultó a Mengele por más de una década sin ninguna compensación, sólo para que el médico adinerado le dijera ¨sería mejor aceptar …la muerte de su esposa, en lugar de despilfarrar el dinero de otras personas¨, cuando ella estaba muriendo de cáncer, y le suplicó ayuda para pagar las facturas médicas que él no podía pagar.

Lento pero seguro, los partidarios y la familia de Mengele lo abandonaron, y se le prohibió el refugio por el que trabajo tan duro en Argentina. A medida que el mundo retomó su búsqueda del Ángel de la Muerte, la paranoia y la ansiedad lo asfixiaron. Siempre estaba huyendo, constantemente enfermo, soportando el aislamiento y se confinó a sí mismo a una prisión deprimente de su propia creación por temor a ser descubierto. Mengele se preguntaba constantemente si no sería mejor simplemente poner fin a su desesperada existencia.

A medida que aumentaba la angustia de Mengele, vomitó su desesperación e ira a su alrededor. Incluso la familia del médico no pudo escapar de sus ¨chantaje emocional¨ y manipulación. Mengele escribe neuróticamente cartas a su hijo, condenando sus elecciones de vida y amenazando con cometer suicidio si no viene a visitar a su padre ¨solitario y sin amor¨ que ¨está en un estado de colapso¨, ¨casi ha muerto dos veces¨, y ¨los israelíes van a asesinarlo¨.

A pesar del odio, las acusaciones y las órdenes de arresto que asolaron su vida, Mengele no sentía culpa. Cuando el hijo de Mengele confrontó a su padre, se hizo evidente la inquietante ideología del médico: ¨¿Alguna vez has sentido compasión por los niños, las mujeres, los ancianos que enviaste a la cámara de gas? ¿Tienes remordimientos?¨

Mengele le dio a su hijo una mirada sucia. El chico no comprende nada, realmente. ¨La misericordia no es un concepto válido, ya que los judíos no pertenecen a la raza humana¨.

El diálogo de Mengele con su hijo, y mucha de la narración de Guez, es concisa y fría. De esta manera, Guez logra atravesar la alarmante falta de vida y la furia hirviente de las emociones de Mengele, resucitando al Ángel de la Muerte mientras está de pie ¨sobre la rampa de selección, el gran orquestador del ballet macabro, un demonio en un uniforme inmaculado que apresuró a los hombres hacia la oscuridad¨.

¨La Desaparición de Joseph Mengele¨, fusiona extensos relatos históricos con una recreación desconcertante de la disposición de Mengele, en una narración de la caída del médico en las manos del nazismo y su propia naturaleza retorcida. ¨Las ambiciones del joven médico no ofrecieron resistencia a la enfermedad del nazismo: se aprovechó de sus gustos mediocres, su vanidad, envidia y avaricia, incitándolo a cometer crímenes monstruosos y a justificarlos¨, declara Guez.

Su escrutinio del destino de Mengele revela además que la misma maldad y crueldad que llevó al Ángel de la Muerte a cometer crímenes tan atroces, al final llevó al diablo a su propio ¨descenso al infierno¨.

The Dissapearance of Joseph Mengele de Olivier Guez. Traducido por Georgia de Chamberet Verso. 224 páginas; $19.95

 

Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: The Jerusalem Post

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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