Septiembre 30 de 2022

Berkeley desarrolla zonas libres de judíos

POR: Kenneth L. Marcus

El campus de la Universidad de California en Berkeley.

Nueve grupos diferentes de estudiantes de leyes de la Facultad de Derecho de la Universidad de California en Berkeley, han comenzado el nuevo año académicos modificando los estatutos para asegurarse de que nunca invitarán a ningún orador que apoye a Israel o al sionismo.

Si no fuera tan atemorizante, uno podría reconocer la ironía en la visión de los progresistas del campus que se esfuerzan por señalar la virtud progresista, cayendo víctimas de una vergüenza moral más profunda.

Nueve grupos diferentes de estudiantes de leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad de California en Berkeley, mi propia alma mater, han comenzado este año académico modificando los estatutos para asegurarse que nunca invitarán a ningún orador que apoye a Israel o al sionismo. Y estos no son grupos que representan sólo un pequeño porcentaje de la población estudiantil. Incluyen a Mujeres de Derecho de Berkeley, Asociación Estadounidense de Estudiantes de Leyes Asiáticos del Pacífico, Asociación de Estudiantes de Derecho de Medio Oriente y África del Norte, Estudiantes de Leyes de Ascendencia Africana y el Comité Homosexual. El decano de Derecho en Berkeley, Erwin Chemerinsky, un sionista progresista, ha observado que él mismo estaría prohibido bajo este estándar, como los estarían el 90% de sus estudiantes judíos.

Hace un siglo ahora que las primeras zonas libres de judíos se propagaron en el Aérea de la Bahía de San Francisco (¨No Perros. No Judíos¨). Sin embargo, esta medida parece atemorizante e inesperada, como un golpe en la puerta en la noche.

Los estudiantes de leyes de Berkeley no son los primeros en excluir a los sionistas. En la Universidad Estatal de New York en New Paltz, los activistas expulsaron a dos víctimas de agresión sexual de un grupo de sobrevivientes por ser sionistas. En la Universidad del Sur de California, expulsaron a la estudiante judía vicepresidente del gobierno, Rose Ritch, de su oficina, amenazando con ¨impugnar [su] trasero sionista¨. En Tufts, trataron de expulsar al miembro del comité judicial estudiantil, Max Price, del comité judicial del gobierno estudiantil por su apoyo a Israel.

Estas exclusiones reflejan el rostro cambiante del antisemitismo de los campus. Los incidentes del más alto perfil ya no se tratan solamente de discurso tóxico, que envenena el ambiente del campus.

Ahora, los grupos antisionistas atacan directamente a los judíos estadounidenses.

El antisionismo es rotundamente antisemita. Usar ¨sionista¨ como un eufemismo para un judío no es más que un truco de confianza. Como otras formas de judeofobia, es una ideología de odio, tratando a Israel como el ¨judío colectivo¨ y difama al estado judío con calumnias similares a aquellas usadas durante siglos para vilipendiar a los judíos individuales. Esta ideología establece una cosmovisión conspirativa, que a veces incluye la teoría de reemplazo, que ocasionalmente ha estallado en violencia, incluidos los tiroteos masivos, en meses recientes. Además, el sionismo es un aspecto integral de la identidad de muchos judíos. Su derogación es análoga, de esta manera, a otras formas de odio e intolerancia.

Algunos comentaristas defienden estas exclusiones por motivos de discurso, argumentando que ¨los grupos también tienen un derecho a ser selectivos, a establecer sus propias reglas para la membresía¨. Se equivocan sobre esto. Como explica el decano Chemerinsky, los argumentos de la libertad de expresión van en la otra dirección: los estatutos antisionistas de Berkeley limitan la libertad de expresión de los estudiantes sionistas.

La conducta discriminatoria, incluidas las exclusiones antisionistas, no está protegida como libertad de expresión. Si bien el discurso de odio a menudo está protegido constitucionalmente, tal conducta puede violar una serie de leyes de los derechos civiles, como el Título 6 del Acta de los Derechos Humanos de 1964. No siempre es el caso de que los grupos de estudiantes tengan el derecho a excluir a miembros de maneras que reflejan odio e intolerancia. En la Sociedad Legal Cristiana versus Martínez, la Corte Suprema de Estados Unidos confirmó el derecho de otra facultad de leyes de la Universidad de California del Área de la Bahía, Facultad de Leyes Hastings, a exigir que los grupos de estudiantes acepten a todos los estudiantes independientemente del estatus o las creencias. Específicamente, la Corte bendijo la decisión de Hastings de exigir que los grupos cristianos acepten a miembros homosexuales.

Dejando a un lado los precedentes legales, las principales universidades requieren generalmente que los grupos de estudiantes acepten a ¨todas las esquinas¨, independientemente del estatus de creencias¨. También adoptan reglas, alineadas con la ley federal y estatal, prohibiendo la discriminación sobre la base de varias clasificaciones como raza, etnicidad, patrimonio o religión. Aquellos que adoptan tales reglas no pueden excluir a los judíos de estas protecciones.

El problema real aquí es discriminación, no discurso. Al adoptar disposiciones de estatutos antijudíos, estos grupos están restringiendo a sus sucesores de cooperar con oradores y grupos pro-Israel. De esta manera, los estatutos de exclusión funcionan como convenios racialmente restrictivos que impiden la participación de las minorías a perpetuidad.

Las universidades no deberían ser obligadas legalmente para hacer lo que obviamente es lo correcto. Las políticas antisionistas serían monstruosamente ilegales, incluso si no fueran tan ilegales. Los estudiantes deberían estar avergonzados de sí mismos. Al igual que los adultos que se paran silenciosamente o murmuran dócilmente sobre la libertad de expresión mientras los espacios universitarios van como el infame llamado de los nazis, judenfrei. Libre de Judíos.

Kenneth L. Marcus es fundador y presidente del Centro Louis D. Brandeis para los Derechos Humanos Bajo la Ley, que ha representado a estudiantes judíos en los casos de New Paltz, Tufts y USC discutidos anteriormente. Sirvió como el 11er Asistente del Secretario de Educación para los Derechos Civiles de Estados Unidos.

 

Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente:  Jewish Journal

 

 



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