Agosto 5 del 2022

Con Israel atrapado en las arenas movedizas electorales, sus enemigos se fortalecen

Opinión: La amenaza nuclear iraní, la disminución del poder de la Autoridad Palestina, el potencial de una guerra religiosa en el Monte del Templo y estar en trayectoria hacia un estado binacional son temas que deberían encabezar la agenda política de Israel, pero son torpemente descartados.

El Estado de Israel se enfrenta a desafíos estratégicos sin precedentes, pero está demasiado atrapado en el drama político que rodea las elecciones como para centrarse en las amenazas planteadas por los actores enemigos que nos rodean.

Comencemos con la doble amenaza proveniente de Irán: la nuclear y la balística. Israel cometió un gran error en su insistencia en hacer fracasar el acuerdo nuclear de 2015 sin proponer un plan alternativo. A partir de hoy, parece que el potencial de Irán para convertirse en una potencia nuclear y amenazar la existencia de Israel está completamente en nuestras manos.

Irán exhibe sus misiles durante un desfile militar.
(Shutterstock)

Mientras tanto, Israel está invirtiendo innumerables recursos para ponerse al día con el estándar de seguridad que se ha fijado. Aun así, sin coordinación estratégica con los Estados Unidos, la capacidad de Israel para aprovechar su superioridad de seguridad es muy limitada. La cooperación de seguridad entre Israel y Estados Unidos debe ser la máxima prioridad para eliminar por completo la amenaza iraní.

Nuestra cooperación con los países árabes, principalmente en el Golfo, es realmente impresionante y despierta esperanzas, pero estos países han dejado claro que no tienen la intención de establecer un marco vinculante, como la OTAN. Al final del día, las relaciones con los estados árabes, incluso si se hacen bajo la supervisión de los Estados Unidos, no salvarán a Israel.

Otro asunto que debe atenderse es la forma en que los políticos se acercan a aquellos que están interesados en cambiar el status quo en el Monte del Templo de Jerusalem, y cuyas voces han sido amplificadas por los medios de comunicación.

Si estos actores políticos tienen éxito en su agenda, Israel podría encontrarse inserto en una guerra religiosa con el pueblo musulmán, lo que influiría directamente en nuestras relaciones con los países árabes, así como con Estados Unidos.

Incidentes cerca de la Cúpula de la Roca, en la Mezquita de al-Aqsa.
(AP)

Tenemos la obligación nacional de ser proactivos para prevenir la escalada y asegurarnos de que el Gran Rabinato no haga ningún movimiento peligroso antes de las Altas Fiestas Judías. Si Israel se enreda en tal conflicto, estaría cumpliendo los deseos de Hamás y perjudicando en gran medida nuestra capacidad de enfrentarnos a la amenaza iraní.

En el lado positivo, Israel parece estar en camino para resolver el conflicto fronterizo marítimo con el Líbano, gracias a los esfuerzos de mediación estadounidenses. Este acuerdo permitiría a ambos países prosperar a través de la cooperación diplomática, en lugar de permitir que la incitación mutua continúe.

Aun así, las elecciones del 1 de noviembre están en el fondo de la mente de cada legislador que toma decisiones, lo que inevitablemente distrae a nuestros políticos de atender asuntos estratégicos urgentes. Uno de esos asuntos es la probabilidad emergente de que se establezca un estado binacional aquí, lo que contradice la visión sionista de que Israel es un país judío y democrático.

El Shin Bet, las FDI, la Policía de Israel y las fuerzas de inteligencia han tenido mucho éxito en los últimos años en frustrar el terror palestino a través de redadas y operaciones especiales en Cisjordania.

Esto significa, sin embargo, que la Autoridad Palestina tiene cada vez menos poder y autonomía en el territorio que se supone que está bajo su control, y se está volviendo dramáticamente más débil y menos legítimo cada día. Si nuestro plan de acción para el día después de Mahmoud Abbas no se elabora pronto, la renuncia del presidente palestino tomará a Israel con la guardia baja, trayendo consigo una ola de caos no monitoreado.

Mahmoud Abbas, el debilitado presidente de la Autoridad Palestina.
(Reuters)

La pregunta principal que deberíamos hacernos antes de las elecciones es: ¿cómo nos estamos preparando para cuando la Autoridad Palestina se debilite e Israel tenga que hacer cumplir su autoridad en el territorio? No es presuntuoso señalar el inminente frente palestino, en el que Hamás buscará oportunidades para usar motivos nacionales-religiosos para encender las tensiones, lo que no será difícil ya que la mezquita de Al-Aqsa siempre se puede usar como excusa.

Esto también podría conducir a ramificaciones en Jordania, cuya estabilidad es una gran herramienta estratégica para la seguridad de Israel. Los jordanos están bajo la presión de las fuerzas pro-iraníes en Siria, y la estabilidad de Cisjordania, que en parte limita con Jordania, está directamente relacionada con el mantenimiento de buenos lazos de seguridad con el reino.

A la lista de temas que necesitan atención urgente, también podemos agregar la salud, la gobernanza, la educación y el estatus social de la población árabe de Israel. La resiliencia nacional de Israel es crucial para nuestra seguridad nacional.

 

Fuente: Ynet Español

 



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