Agosto 4 del 2022

Israel refuerza su sistema de salud con médicos judíos de la ex URSS y de América latina

La doctora Alona Katlenikova llegó a Israel con su hija como parte del programa de una ONG, dice que la transición es intensa y productiva pero que es feliz. Se espera que lleguen cientos más.

Si el Ministerio de Inmigración e Integración alguna vez necesitara una joven educada para ser un ejemplo de una aliá exitosa, deberían contratar a la doctora Alona Katlenikova.

Esta médica judía de Kazajstán ha estado en Israel durante ocho meses, y lo único negativo que puede decir es que los funcionarios del banco son un poco lentos y no se molestan en atender a los clientes de manera eficiente.

La doctora Ana Katlenikova y su hija Anastasia.
(Gentileza)

Aparte de eso, la doctora Katlenikova piensa que el sistema de salud israelí es bastante bueno, el clima está bien y la cultura local la ayuda a conectarse con sus raíces judías. Si todo va bien, pronto pasará la prueba final de licencia del Ministerio de Salud y se convertirá en una doctora israelí, mientras intenta cumplir su sueño de trabajar en la sala de emergencias del Hospital Soroka en Be’er Sheva.

Katlenikova tiene 31 años y llegó a Israel como parte del programa «Viaje del médico», de la ONG Masa Israel Journey, que fue fundada por la Agencia Judía y el gobierno israelí. Como parte del programa, unos 1.000 médicos judíos del extranjero hicieron aliá en la última década.

Esta semana, la organización anunció que, ante la escasez de personal del sistema de salud, decidió ampliar el programa, por lo que en los próximos meses se espera que lleguen 220 médicos judíos adicionales –bajo la Ley de Retorno israelí– de las antiguas repúblicas soviéticas y otros 30 de América latina.

La doctora kazaja se encontró por primera vez con el programa hace cuatro años, cuando llegaron a su ciudad natal y al servicio de emergencia donde trabajaba médicos israelíes que dictaron un curso de medicina de emergencia.

 La doctora kazaja cumple su sueño de trabajar en Soroka Medical Center en Beer Sheva.
(Shutterstock)

La idea de mudarse a Israel no era descabellada para Katlenikova, ya que su padre y su abuela hicieron aliá en la década de 1990 y se establecieron en la ciudad de Beit Shemesh. Pero no pudo comenzar el proceso cuando quedó claro que no podría llegar a Israel con su hija Anastasia, de 10 años, a quien cría como madre soltera. Pero cuando se cambiaron las reglas, y se decidió que los participantes podrían venir a Israel con sus hijos, Katlenikova decidió hacer el movimiento.

«Sentí que nuestro futuro podría estar en Israel», señaló. «El sistema de salud aquí es mucho más avanzado que en Kazajstán, donde sólo recientemente se estableció un sistema de salud. Israel tiene un buen sistema de salud, y se puede ver en el éxito de los tratamientos contra el cáncer y una alta esperanza de vida», añadió.

«Pensé que también era una buena oportunidad para mi hija, y creo que tenía razón. Estoy feliz. Su absorción fue suave. Para ella, la transición fue mucho más fácil que para mí. Ella sólo me dijo que no entendía por qué no lo hicimos antes», agregó Katlenikova.

La doctora Ana Katlenikova y su hija Anastasia.
(Gentileza)

Las dos llegaron a Be’er Sheva, donde su hija comenzó a asistir a la escuela, y ella comenzó a trabajar en el Hospital Soroka. Katlenikova concluye sus ocho meses en Israel como «intensos y productivos».

No sólo comenzó a trabajar como médica, sino que también estudió hebreo, viajó por todo el país e hizo algunas giras médicas en hospitales israelíes.

A pesar de las grandes diferencias entre Israel y Kazajstán, no experimentó un choque cultural, ya que su padre le contó sobre el país, por lo que sabía qué iba a encontrar.

 

Fuente: Ynet Español



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