Su país repentinamente es un paria y los judíos buscan formas de salir de Rusia

POR: Jonathan Shamir

Manifestantes llevan pancartas y banderas durante una protesta en contra de la invasión rusa de Ucrania, afuera de la embajada rusa en Tel Aviv, 5 de marzo del 2022.

Las sanciones devastadoras, junto con la represión de la libertad de expresión, están causando que los rusos se muden, pero el éxodo masivo está empeorando los ya largos períodos de espera para los posibles emigrantes.

JTA.- ¨Estarás llamando hasta que llegue el Mesías¨, respondió una mujer esta semana a una consulta frenética sobre las citas en la embajada en un grupo de Facebook para judíos rusos que están planeando mudarse a Israel, o hacer aliyah, como es conocido ese traslado.

Si bien es posible que los rusos que buscan hacer el traslado no tengan que esperar hasta que llegue el Mesías, se enfrentan a demoras prolongadas, incluso cuando su país se hunde en la crisis debido a la guerra que su presidente, Vladimir Putin, lanzó el mes pasado contra la vecina Ucrania.

En Moscú y San Petersburgo, los tiempos de espera para las citas en las embajadas israelíes han aumentado recientemente y ahora pueden tomar hasta ocho meses. Eso está demostrado que es un desafío, ya que muchos judíos allí están haciendo planes abruptos para abandonar su hogar de muchos años, impulsados por la estricta represión de Putin contra la libertad de expresión, el cierre de los medios de comunicación independientes y la criminalización de la oposición a la guerra, así como una ola de sanciones internacionales sobre Rusia que podría empujar el país a la pobreza.

¨Todos los que tienen alguna esperanza de obtener la ciudadanía y abandonar Rusia están tratando de hacerlo¨, le dijo un artista en Moscú a la Jewish Telegraphic Agency. El artista, que pasó por el proceso de inmigración antes de la guerra y que pronto partirá a Israel, pidió el anonimato por temor a hablar con la prensa en Rusia en este momento.

Según las Naciones Unidas, más de 2.7 millones de personas han huido de Ucrania desde que comenzó la invasión el 24 de febrero, y las autoridades israelíes están anticipando potencialmente decenas de miles de nuevos inmigrantes como resultado. De acuerdo con las estadísticas más recientes del país, Israel ya ha aceptado a más de 7,000 refugiados de Ucrania, aproximadamente la mitad de los cuales son elegibles para la ciudadanía bajo la Ley de Retorno de Israel, que requiere que los solicitantes tengan al menos un abuelo judío. La Agencia Judía, el grupo responsable de supervisar la inmigración israelí, describe la afluencia como ¨una operación sin precedentes¨.

Pero, mientras las escenas de los judíos ucranianos y sus familiares llegando a Israel han capturado la atención mundial desde que los primeros vuelos llegaron hace dos semanas, se ha dado menos atención a las personas del otro lado de la guerra.

Israel ha otorgado 1,400 visas de entrada a rusos desde el 24 de febrero, según Nativ, el departamento gubernamental que trata con la inmigración desde la ex Unión Soviética.

Reconociendo que Rusia se ha convertido rápidamente en un lugar más difícil y peligroso, el país ha facilitado su proceso de inmigración para los rusos, aunque es poco probable que los tiempos de espera de la embajada se vean afectados.

¨Los ciudadanos rusos que soliciten hacer aliyah en este momento no están obligados a tener una firma apostillada de sus documentos o traer un certificado policial¨, dijo un portavoz de Nativ a la Jewish Telegraphic Agency, agregando que los rusos pueden usar una ¨visa de aliyah recibida previamente (incluso si está expirada), y no están obligados a declarar la intención de establecerse en Israel¨.

La Agencia Judía le dijo a JTA que está viendo ¨un aumento en el interés¨ de Rusia, pero que era demasiado temprano para decir si ese interés se traduciría en inmigración real o una tendencia continua.

Foto ilustrativa: Inmigrantes rusos asisten a un evento conmemorando el 25to aniversario de la principal ola de aliyah de la ex Unión Soviética a Israel, en el Centro de Convenciones de Jerusalem, el 24 de diciembre del 2015.

Sin embargo, en el terreno, muchos judíos dicen que están comenzando a hacer sus maletas, y en muchos casos, están dejando mucho atrás.

Ilya, un profesional creativo digital de 42 años, llegó a Israel la noche del 6 de marzo. ¨Las acciones recientes del gobierno ruso no nos han dejado otra opción¨, dijo, citando la represión draconiana de la oposición a la guerra.

Se las arregló para obtener un pasaporte israelí en el 2019, lo que significa que simplemente pudo abordar un avión sin ¨hacer preguntas´. Dijo que el proceso de obtener la ciudadanía había sido ¨humillante¨ -una valoración compartida por muchos judíos que se oponen a los esfuerzos de Israel para examinar la historia familiar o el estatus de conversión de los aspirantes a inmigrantes.

¨Si pasas este purgatorio, encontrarás que lo demás es fácil¨, dijo Ilya, en solidaridad con las personas que están teniendo que pasar el proceso en tiempos de guerra.

Con el rublo ruso cayendo diariamente a nuevos nadires, los ahorros de los nuevos inmigrantes valen menos que nunca. Ilya criticó la ¨hipocresía¨ de las sanciones económicas, que dice que afectan principalmente a la gente común ¨que están perdiendo sus trabajos, el acceso a sus herramientas profesionales como los productos Adobe y no pueden trabajar para compañías fuera de Rusia¨.

No obstante, dijo, ¨Elegimos ser libres. Pobres, pero libres¨.

Foto ilustrativa: Una tienda rusa es mostrada en la ciudad norteña israelí de Nof Hagalil, que ha recibido a refugiados huyendo de la guerra en Ucrania, 6 de marzo del 2022.

No todos están listos para dar el salto en medio de la incertidumbre. Otra artista en Moscú, que pidió el anonimato debido a las condiciones en Rusia, dijo que tiene sus boletos de avión reservados para fin de mes, pero ¨problemas con los bancos¨ le impiden partir de inmediato.

¨Debido al bloqueo de tarjetas, no es posible alquilar una casa y comprar comida en Israel. Y todos mis ahorros se han quemado por culpa de las tasas de cambio¨, agregó.

Daniil Goldman y su esposa Sofía se mudaron a Israel un día antes de que estallara la guerra. Decidieron irse por ¨razones políticas¨, pero la guerra fue la ¨cereza del pastel¨, dijeron.

También han sufrido la caída de los valores de la moneda y las acciones rusas -aunque dijeron que apoyaban las sanciones que han llevado a la economía rusa a una caída libre.

A partir del martes, el banco ruso de Sofía ya no funciona en Israel a continuación de las sanciones de Visa y Mastercard. ¨Cuanto más difícil, mejor, porque nada cambiará hasta que Putin sea depuesto¨, dijo ella.

¨Nuestra vida era brillante¨, dijeron. Daniil es propietario de cinco bares -incluido uno que se llama Sionista y otro llamado Mitzvah -y una planta de destilación de anís para arak, la bebida alcohólica de Medio Oriente. Se dieron cuenta que su tiempo había terminado en Rusia cuando Sofía quedó embarazada.

¨No quiero criar a mis hijos en un lugar como este¨, dijo Sofía sobre Rusia. ¨No quiero explicarle a mi hija que necesita tener miedo de la policía, que no habría justicia si alguien le hiciera algo a ella´, dijo, agregando que esperan poder regresar a una Rusia mejor un día.

Foto ilustrativa: Israelíes compran comestibles en un supermercado adornado con íconos y adornos de la fiesta rusa de Novy God en Rishon Lezion, 29 de diciembre del 2011.

Sofía, que no es judía, describe el ¨terrible¨ proceso de ser reconocida como una pareja por el gobierno israelí. Para otros rusos, muchos de los cuales están casados con no judíos, esto ha probado ser un obstáculo decisivo.

Katharina, que vive en San Petersburgo, dijo que su hijo de 12 años fue acosado en la escuela después de cuestionar la invasión rusa de Ucrania. Después de que el profesor la llamó para quejarse sobre las opiniones de su hijo, se dio cuenta de que la situación en casa era insostenible.

Israel está potencialmente en la agenda, pero teme que el hecho de que su esposo no es judío causará problemas, aunque debería poder mudarse con ella bajo la Ley de Retorno. Originario de Ucrania, su ciudad natal de Bila Tserkva, cerca de Kiev, fue fuertemente bombardeada. ¨No come ni duerme¨, dice. ¨Si no fuera por nuestro hijo, se ofrecería como voluntario para combatir allí¨.

Katharina estaba contando su historia por teléfono a su amiga Asya Engele, la poetisa judía que abandonó Rusia en el 2016 para garantizar una mejor vida a su hijo discapacitado. En su casa de amplios ventanales en Yaffo, la cual comparte con otra inmigrante judía rusa, Olga, están alojando a una amiga que está pasando desapercibida con una visa de turista hasta que la situación se calme.

¨Mi plan no es inmigrar.  Mi plan es simplemente esperar y pensar¨, dijo su invitada, Nastya. ¨Amo mi hogar¨, dijo, pero explicó que temía por su libertad dadas sus actividades en contra de la guerra.

Además de las muchas dificultades, los judíos rusos dijeron que también estaban conmocionados por la justificación de la guerra de Putin, citando elementos neonazis en el gobierno ucraniano. Asya, cuya abuela Bluma fue una de las pocas sobrevivientes del Holocausto en su familia, descarta sin rodeos la narrativa de las ¨desnazifición¨ de Putin: ¨Putin mismo es el nazi¨.

¨Me duele el corazón por todos mis amigos rusos¨, dijo Asya. Pero estoy tan feliz de estar aquí¨.

 

Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: The Times of Israel

 

 

 



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