Una esvástica en White Hart Lane

La afición del Tottenham Hotspur desafió a su equipo cuando a los tres minutos de juego del encuentro ante el Wolverhampton Wanderers empezó a gritar la palabra «Yid», de connotación antisemita.

Vista interior del estadio White Hart Lane en 2011 Foto: Forthevline Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0. White Hart Lane fue recinto oficial del Tottenham Hostspur de 1899 a 2017, cuando fue demolido y en su lugar construido el Tottenham Hotspur Stadium.

El cántico, habitual en los partidos del Tottenham, fue puesto en duda la semana pasada por el propio club, que pidió a sus aficionados que dejaran de usarlo por considerarlo ofensivo para la comunidad judía.

La relación del Tottenham con el judaísmo se remonta a la fundación del club, cuyas raíces parten de la comunidad judía del noroeste de la capital británica, algo que ha sido utilizado como base de insulto para las aficiones rivales. Más concretamente la del Arsenal, que durante más de cuatro décadas machacó al aficionado ‘Spurs’ con el término «Yid» o «Yiddish», de forma despectiva, durante los derbis del norte de Londres.

La hinchada del Tottenham usó esto a su favor. Se autodenominó la «Yid Army», como respuesta, y unió la estrella de David al escudo del Tottenham, con el elegante gallo azul, para impregnar sus bufandas y banderas. Por eso, en cada partido de los ‘Spurs’, en algún minuto, toda la afición comienza a golpear sus asientos y a gritar «Yid, yid, yid».

Hasta que la semana pasada el Tottenham sacó a la luz un estudio que realizó en el verano de 2020 y en el que preguntó a 23.000 aficionados qué opinaban sobre el uso de la «Y-palabra» (término usado para evitar pronunciar «Yid»). El 94 % de los encuestados respondió que la palabra podía ser considerada racista por sectores de la población.

El club apuntó que entiende que, cuando se usa por parte de sus aficionados, no se hace con la intención de atacar a nadie, sino que de una forma positiva para «luchar contra el antisemitismo» que otros clubes mostraron hacia el Tottenham durante 40 años y que nunca ha repercutido en sanciones, pero pidió que se redujera su uso. «Pedimos a nuestros aficionados que usen esta palabra menos o que paren completamente de utilizarla», dijo el Tottenham en un comunicado.

Además, el conjunto londinense aportó que muchos de los aficionados más jóvenes no conocen cuál es el contexto histórico bajo el que se usa el término, por lo que les puede llevar a utilizarlo de forma regular fuera del fútbol.

Tottenham Hotspur Stadium Foto: Bluejam Wikimedia Commons CC BY-SA 4.0

Las raíces del Tottenham con el judaísmo persisten hasta el día de hoy, y los tres presidentes del club desde 1982, incluido Daniel Levy desde 2001, son judíos. Sin embargo, la proporción real de aficionados de creencias judías en el equipo no es tan amplia como se podría pensar y apenas entre un 5 % y un 10 % de la masa social del equipo es judía. Un porcentaje que no es mucho mayor que el de otros equipos como el Arsenal.

Fue a principios de siglo cuando la comunidad judía, procedente en su mayoría de Rusia, se asentó en el norte de Londres, donde hacía falta obra de mano barata para, sobre todo, la industria del mueble. Así comenzó a forjarse el vínculo entre los vecinos de los barrios de Tottenham Hale y White Hart Lane con el equipo del gallo, el pasatiempo de mucha de esta gente, que solía salir de la sinagoga directa a ver los encuentros del Tottenham.

Uno de los momentos más duros en esta relación ocurrió en diciembre de 1935, en pleno auge del nazismo en Alemania, con la celebración de un Inglaterra-Alemania en Londres. La federación inglesa escogió White Hart Lane como estadio para el partido, porque en el periodo de entre guerras no se jugó en Wembley, lo que levantó las iras de la comunidad judía. «Los judíos han sido gran parte de la afición del Tottenham desde su creación y debemos hacer todo lo que esté en nuestro poder para frenar este encuentro», dijo uno de los opositores a un periódico londinense de la época.

Pero el encuentro se jugó. Inglaterra ganó 3-0, pero eso fue lo de menos. En las inmediaciones del estadio hubo manifestaciones y protestas contra el encuentro, mientras dentro del campo los jugadores alemanes realizaban el saludo nazi y la bandera alemana, con la esvástica en el centro, ondeaba en White Hart Lane.

Hasta que Ernie Wooley, un aficionado inglés, sacó un cuchillo, cortó la cuerda y esta se desplomó en el césped. «En ese país odiamos esa bandera», dijo Wooley, mientras era arrestado por la policía. Su acto nunca fue juzgado, pero siempre es recordado como el chico que hizo caer la bandera nazi en White Hart Lane. EFE

 



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