La debilidad de Biden sobre Ucrania hace que Putin se sienta libre de actuar

POR: Rebekah Koffler

El presidente Biden gesticula mientras habla en una conferencia de prensa en la Habitación Oriental de la Casa Blanca en Washington, miércoles, 19 de enero del 2022.

Rusia insiste en crear un ¨caos controlado¨ en Europa.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, está en marcha en Eurasia. Desde Ucrania hasta Kazajistán, Bielorrusia y más allá, el maestro del espionaje de Moscú está librando lo que sus estrategas denominan una ¨guerra de nueva generación¨.

Habiendo desplegado piratas cibernéticos que atacaron las hamburguesas y las estaciones de gasolina de Estados Unidos y robaron secretos de las agencias del gobierno, Rusia insiste en crear un ¨caos controlado¨ en Europa. Putin movilizó un enorme contingente de tropas y armamento listos para el combate que están rodeando a Ucrania. Las fuerzas rusas están entrando en Bielorrusia para llevar a cabo juegos de guerra conjuntos, pero potencialmente se utilizarán en una invasión de Ucrania.

La semana pasada, varias agencias gubernamentales ucranianas fueron golpeadas con ataques cibernéticos probablemente ejecutados por operativos o proxis de inteligencia rusos o bielorrusos. La semana anterior, Putin puso a prueba su modelo potencial para atacar Kazajistán en Ucrania, desplegando fuerzas ¨para mantener la paz¨ para sofocar las protestas en contra de los líderes del país respaldados por el Kremlin. ¿Por qué Putin está actuando? ¿Por qué ahora?

No es por casualidad que Putin eligió la presidencia de Biden como una ventana de oportunidad para consumar su ambición imperialista y asegurar su legado como un líder poderoso. Los rusos han descrito al presidente Biden como incapaz de desafiar seriamente a Putin y la política exterior agresiva de Rusia. Durante décadas, basado en la política bipartidista, Estados Unidos pudo controlar a Rusia, impidiendo que Moscú reclamara su esfera de influencia percibida y dominando a sus vecinos postsoviéticos. Las ineptas políticas de Biden y su debilidad como líder han convencido a Putin de que puede correr en círculos alrededor del comandante en jefe de Estados Unidos. Lo que los rusos ven en Biden es una habilidad deteriorada para tomar decisiones, una predisposición ingenua para las relaciones amistosas con Rusia, y vínculos comprometedores entre los oligarcas rusos y el hijo de Biden, Hunter.

En el día de la inauguración de Biden, la versión de la revista Forbes en idioma ruso, publicó un perfil del nuevo presidente de Estados Unidos. El autor recordó que cuando era vicepresidente Biden, bajo la administración Obama, fue quien inició los esfuerzos para establecer relaciones de trabajo con Rusia, habiendo despachado a la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, a Moscú con un botón de ¨reinicio¨ mal traducido. El perfil citaba un artículo del 2009 del New York Times que concluyó que el tono de Biden durante un discurso en una conferencia de seguridad era más conciliatorio que el de la administración Bush con respecto a Rusia. También señaló que Biden quería un compromiso con Moscú sobre la defensa antimisiles, que Rusia ve como una amenaza para su seguridad.

Los rusos sospechan que Biden tiene problemas cognitivos. Se burlan de los errores verbales de Biden. El pasado marzo, el ex jefe del partido gobernante de Rusia, Andrej Turchak, acusó a Biden de tener demencia relacionada con la edad. La prensa rusa criticó a Biden por llamar a Putin ¨asesino¨ en una entrevista, caracterizando a Biden como que había tenido una rabieta. Los rusos caracterizan frecuentemente las amenazas verbales de Biden de sanciones y retaliaciones contra los ataques cibernéticos rusos como señales de frustración e impotencia. Los servicios de espionaje rusos han seguido de cerca la debacle de la computadora portátil de Hunter Biden, que reveló la involucración secreta del presidente Biden en los chanchullos comerciales de su hijo. La prensa rusa ha escrito sobre los tratos corruptos de Hunter Biden, diciendo que recibió millones de dólares de extranjeros, incluso de la compañía ucraniana Burisma y de la viuda súper rica de un ex alcalde de Moscú, Yuriy Luzhkov, Elena Baturina.

Al no tener respeto por el jefe ejecutivo de Estados Unidos, no es de extrañar que Putin se sienta libre para dar un ultimátum a Biden, para amenazar a Ucrania y para amenazar con desplegar tropas y sistemas de armamento en Cuba y Venezuela. Putin ya logró una promesa de Biden de que Estados Unidos no intervendrá militarmente si Rusia ataca a Ucrania.

Lo más inquietante es que la semana pasada, los diplomáticos estadounidenses prestando servicio en Europa fueron atacados nuevamente por la rara enfermedad neurológica llamada el Síndrome de la Havana. Rusia es el culpable más probable detrás de estos horrendos ataques, que causan problemas de salud debilitantes, incluido daño cerebral. El tiempo y el lugar del ataque, coincidiendo con las reuniones estadounidenses-rusas en Europa para reducir la crisis en Ucrania, apunta más a la mano de Putin tratando de intimidar al manso Biden.

Los rusos, que observan la política doméstica estadounidense muy de cerca, son muy conscientes que los índices de aprobación de Biden están cayendo al abismo a medida que Estados Unidos enfrenta problemas como la inflación, la delincuencia, la inmigración ilegal y los fiascos de la política extranjera, como el desastroso retiro de Afganistán. La incompetencia y declinante estatura de Biden en el escenario mundial ha convencido a Putin de que es el momento correcto para reordenar las piezas de ajedrez en Europa antes de que un líder estadounidense fuerte llegue al poder y desbarate el plan ruso.

Rebekah Koffler es una ex funcionaria de la Agencia de Inteligencia de Defensa y actualmente una analista estratégica de inteligencia con El Grupo Lindsey. Es autora de ¨Putin´s Playbook: Russia´s Secret Plan to Defeat America¨.

 

Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil

 

 



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