La zigzagueante política pandémica de Israel solo causa más caos

Opinión: Parece que el gobierno, que había tratado con tanto éxito la variante Delta y logró contener la cepa Omicron por un tiempo, ahora no está logrando ponerse de acuerdo sobre un plan común, librando a su suerte a la población.

La política contra el COVID-19 de Israel está zigzagueando a un ritmo tan rápido que cualquier esfuerzo por calmar al público a raíz de la rápida propagación de la variante Ómicron se ve dominado por la siembra simultánea de terror.

La obligación de cumplir cuarentena no tiene sentido, la aplicación de las reglas sobre la entrada de viajeros al país ha sido laxa (nuevamente) y la flexibilización de otras restricciones de salud, a medida que las infecciones continúan aumentando, está causando estragos dentro de las escuelas.

Largas colas en Tel Aviv en los centros de detección de COVID-19. (AP)

Parece que el gobierno, que había tratado con tanto éxito la variante Delta y logró contener la cepa Ómicron por un tiempo, ahora no está logrando ponerse de acuerdo sobre un plan común para combatir la pandemia.

Según los informes, el Ministerio de Finanzas está presionando para renunciar por completo a la Tarjeta Verde, mientras que el Ministerio de Salud continúa alentando las vacunas.

En tanto, los expertos advierten que la nueva variante podría infectar al 99% de la población; el ministro de Salud, Nitzan Horowitz, asegura que todo está bajo control: el primer ministro, Naftali Bennett, advierte que Israel pronto podría ver 50.000 nuevos casos de COVID al día, y el Ministerio de Educación aún no ha presentado un plan sobre cómo lidiar con el alucinante número de infecciones.

Una escuela con necesidades especiales en Afula en medio de la pandemia.
(Gentileza Municipio de Afula)

¿Y la ciudadanía? Se queda con un profundo sentimiento de confusión, caos y frustración.

El mismo gobierno que no hace mucho movilizó a las mentes médicas más brillantes del país y nos dio sensación de seguridad porque demostraba entender la situación y saber lo que estaba haciendo, ahora envía un mensaje demasiado contradictorio.

Un gobierno que parecía tan fuerte y unido en la batalla contra el virus parece ahora estar haciendo control de daños en el mejor de los casos, trabajando para acortar las filas en las instalaciones de pruebas de COVID y transferir tanta responsabilidad como pueda a la gente.

Todos necesitamos un adulto responsable, un padre, que pueda hablar con nosotros a la altura de los ojos, poner una mano en nuestro hombro y asegurarnos que todo está bien.

En cambio, tenemos un primer ministro que nos advierte de un maremoto de Ómicron, sin un plan de salida claro, mientras que las reglas de restricción están cambiando en un abrir y cerrar de ojos.

El primer ministro de Israel, Naftalí Bennett.
(GPO)

Si el gobierno ha decidido que Omicron no es tan peligroso, el público puede realizar pruebas de COVID en casa y que debemos actuar de manera responsable porque el público está prácticamente solo, deberían salir y decirlo.

Si Israel está trabajando para alcanzar la inmunidad de rebaño, que lo digan. Si el gobierno decidiera dejar de luchar contra esta pandemia, pues que lo diga.

Si ése es el caso, que todos y cada uno de nosotros nos mantengamos seguros y saludables, y buena suerte en la próxima ola de contagios.

 



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