Ómicron impulsa una serie de políticas confusas en Israel

Análisis. Una vez líder mundial contra la pandemia, la nueva variante está superando la capacidad del Estado judío para formular y ejecutar políticas públicas claras. El régimen que alguna vez fue sencillo en torno a las vacunas, las pruebas y el rastreo de contactos estrechos, hoy es un zigzag de reglas que parecen cambiar a diario.

Israel permitió hace pocos meses el ingreso de turistas por primera vez en casi dos años. Después de un mes, volvió a cerrar las fronteras de golpe. El domingo, mientras la variante Ómicron establece récords de contagios, el país volverá a abrirse, aunque solo a viajeros de ciertos países.

Incluso en un Israel relativamente pequeño y rico, uno de los primeros líderes mundiales contra la pandemia del coronavirus, la variante Ómicron está superando la capacidad del gobierno para formular y ejecutar políticas públicas claras. Lo que alguna vez fue un régimen sencillo de vacunas, pruebas y rastreo de contactos para la nación de 9,4 millones de habitantes, se ha fragmentado en un zigzag de reglas que parecen cambiar cada pocos días.

Un hombre recibe la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus en un hogar geriátrico en Petah Tikva. (AP)

El cimbronazo, en todo, desde el turismo hasta los testeos, las cuarentenas, las máscaras y la política escolar, ofrece un vistazo del rompecabezas pandémico que enfrentan los gobiernos de todo el mundo a medida que la variante Ómicron arrasa a la población.

Está claro que la variante ultracontagiosa de Ómicron ha llevado la lucha contra el COVID-19 a una fase más desordenada de reglas

Algún día, la Organización Mundial de la Salud declarará el fin de la pandemia. Pero mientras tanto, los líderes están sopesando cuánta enfermedad, aislamiento y muerte están dispuestos a arriesgar las personas.

En Israel como en cualquier otro lugar, lo que está claro es que la variante ultracontagiosa de Ómicron ha llevado la lucha contra el COVID-19 a una fase más desordenada de reglas regidas por una suposición clave: una gran parte del público contraerá la variante, que es más contagiosa pero parece causar cuadros menos graves de la enfermedad, especialmente entre las personas vacunadas.

«No hay control de la ola Ómicron», dijo Sharon Alroy-Preis, la principal funcionaria de salud pública del Ministerio de Salud en el Canal 13 de Israel esta semana.

«Probablemente nadie esté protegido contra la infección», dijo el martes Jonathan Halevy, presidente del Centro Médico Shaare Zedek en Jerusalem.

El nuevo objetivo es proteger a las personas más vulnerables de la sociedad sin otro cierre general, una línea roja que el primer ministro Naftalí Bennett y la coalición que lleva siete meses en el gobierno se esfuerzan por evitar.

«Son reglas de juego completamente diferentes”, advirtió Bennett durante una conferencia de prensa el domingo cuando señaló que se espera que la cantidad de infecciones diarias aumente a nuevos récords en las próximas semanas. “Debemos estar atentos si queremos seguir comprometiéndonos y trabajando con un país abierto tanto como sea posible”, agregó.

En la vida cotidiana, eso significa un pantanal de confusiones, ya que Bennett y el gobierno de coalición que él lidera luchan por ponerse de acuerdo sobre las reglas y comunicar sus decisiones al público.

Mercado Carmel de Tel Aviv: solo algunas personas realizan sus compras con mascarilla. (AP)

“El Ministerio de Educación deja a los directores luchando solos contra el caos del COVID-19”, decía un titular en el diario Haaretz el martes. La falta de orientación nacional, sostiene el artículo, está obligando a algunos directores de escuelas a decidir por sí mismos si dar clases en persona, de forma remota o de manera combinada.

Bennett, en la conferencia de prensa, argumentó que el gobierno se mantenía ágil frente a la variante más desafiante. Esto incluyó la decisión del gobierno, después de algunos intercambios, de administrar una cuarta vacuna a las personas con factores de riesgo o mayores de 60 años.

El martes, Bennett anunció que un estudio preliminar en el Centro Médico Sheba encontró que la cuarta dosis produjo un aumento de cinco veces en los anticuerpos en la sangre. Israel también está a punto de poner a disposición medicamentos que podrían ayudar a las personas en grupos de riesgo a evitar cuadros graves de la enfermedad.

«La mayoría de los ministerios están trabajando juntos de mejor manera ahora que bajo el antiguo gobierno», dirigido por el ex primer ministro Benjamín Netanyahu, dijo el Dr. Nadav Davidovich, quien dirige la escuela de salud pública de la Universidad Ben-Gurion y forma parte del comité asesor nacional sobre coronavirus.

El primer ministro Naftalí Bennett visita la sala de coronavirus del Centro Médico Sheba el martes. (Ohad Zwigenberg)

Entonces, la decisión del gobierno, por ejemplo, de cerrar las fronteras de Israel a fines de noviembre dio tiempo para aumentar las tasas de vacunación del país. Permitió también a los hospitales prepararse para una posible ola de enfermedades.

La tasa de población vacunada aumentó de forma constante, pero tiene sus límites entre una parte de la población ultraortodoxa y árabe. Aproximadamente el 64% de las personas en Israel recibieron dos dosis de la vacuna, y el 43% recibieron tres dosis.

El sitio de estadísticas Our World in Data ubica a Israel en el puesto 17 en el mundo en cuanto a tasas de vacunación, detrás de otras naciones ricas como los Emiratos Árabes Unidos y los Estados Unidos, y justo por delante de su archirrival Irán. En junio de 2020, Israel era el número uno en la lista.

Pero indiscutiblemente ha llegado una nueva ola de contagios. Los datos del gobierno muestran que las nuevas infecciones en Israel aumentaron a 10.720 el lunes, unas 7.000 más que una semana antes. Esa es la cifra más alta desde septiembre y se espera que aumente aún más.

Judit Kagan, de 75 años, recibe su cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus en un hogar geriátrico en Petah Tikva. (AP)

Las cuarentenas que hace dos semanas se exigían a cualquier persona que pudiera haber estado expuesta al virus se están reduciendo para evitar que la economía se detenga. El rastreo de contactos se ha vuelto más complicado dada la escasez de pruebas. El gobierno también planea endurecer los requisitos para someterse a una prueba de COVID-19 para aliviar la carga de los centros de testeo donde se registran filas de horas.

La lista de países cuyos turistas tienen prohibido el ingreso a Israel se redujo, y el Ministerio de Salud recomendó el lunes eliminar del listado a Canadá, Francia, Sudáfrica, Hungría, Nigeria, España y Portugal.

Los viajes hacia y desde los Estados Unidos y el Reino Unido siguen estando prohibidos.

El jefe de salud de Israel, Nachman Ash, dijo que la cuarta dosis podría ofrecerse a más israelíes, pero no es seguro que pueda implementarse con la suficiente rapidez. «El precio de la inmunidad colectiva son muchos contagios, y eso puede terminar sucediendo. Pero no queremos alcanzarlo mediante infecciones”, señaló Ash.

Fila en un centro de testeo por COVID-19 en Tel Aviv. (AP)

Desafiado en la conferencia de prensa del domingo por acusaciones de cambio radical en su estrategia, Bennett dijo que comprende la frustración y la confusión, pero señaló que el virus ofrece opciones limitadas.

“Podríamos haber optado por la estrategia que eligieron otros países, y eso es imponer un cierre general. Eso es lo que pasó el año pasado, con un daño enorme”, respondió. “O podríamos haber seguido adelante sin hacer nada. En cambio, estamos decidiendo asumir la responsabilidad y tomar decisiones, incluso si son difíciles», concluyó.

 



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