ALAN GROSS, DESPUÉS DE PASAR 5 AÑOS EN UNA PRISIÓN CUBANA, ESTÁ EMPEZANDO DE NUEVO EN ISRAEL

Alan Gross con algunas de sus cosas favoritas -un sándwich de pastrami y un cigarro cubano -en Loeb´s Deli
en Washington DC,
el 12 de julio del 2017.

Languideciendo en una cárcel en La Habana, el contratista judío estadounidense desarrolló un hábito por los famosos cigarros de la isla. Ahora su pasatiempo favorito es caminar desde su hogar en Tel Aviv hasta el Mercado Carmel y Yaffo.

WASHINGTON (JTA).- Alan Gross me contactó hace un par de meses a través del Messenger de Facebook. Había algo que él creía que yo debía saber.

Me sorprendió gratamente. Yo solamente había intercambiado bromas con Gross en las varias ocasiones que lo había visto desde su liberación de una prisión cubana en diciembre del 2014, finalizando 5 años de encarcelamiento por su trabajo conectando a la comunidad judía de Cuba a internet.

Gross, de 68 años, quería decirme su noticia: Él y su esposa, Judy, habían hecho aliyah, emigrando a Israel bajo la Ley de Retorno.

«Sucedió el 3 de mayo, que es el cumpleaños de Golda Meir, y un día después mi cumpleaños, que también es el cumpleaños de Herzl», dijo él. «Debía haber sucedido hace tiempo. Yo había estado yendo ahí por más de 40 años, y había trabajado en Israel y alrededor de la región».

Gross iba a estar en Estados Unidos esta semana y propuso que nos encontráramos en Loeb´s, un deli ahí -él amaba a Israel, pero anhelaba el pastrami.

Por qué anunciar esta noticia a JTA?

Gross recordó que él y yo nos conocimos en un evento público después de su liberación. Yo dije hola y, sintiendo su reticencia a hablar, me batí en retirada. Quizás ése no es el mejor instinto para un reportero, pero en este caso Gross, habiendo sido atacado por otros que insistían en hablar con él en un momento cuando todavía se sentía desorientado, apreció que me contuviera.

Así que nos deleitamos el miércoles en Loeb´s con su precioso pastrami y la malteada Dr. Brown´s. («Tradición!» canta Gross). Él estaba vestido para el intenso calor de julio en Washington: bermudas, una camisa azul de verano y un sombrero de paja.

Cuando fue arrestado en el 2009, Gross, entonces de Potomac, Maryland, estaba trabajando como subcontratista para la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional estableciendo el acceso a internet para los judíos cubanos. Él no fue acusado hasta después de 14 meses de su detención, y luego «acusado de ser una amenaza para la integridad y/o independencia del estado».

Alan Gross en una conferencia de prensa con su esposa Judy en Washington DC, poco después de llegar a
Estados Unidos, 17 de diciembre del 2014.

Gross fue liberado en diciembre del 2014 como parte de un intercambio más amplio en el cual tres cubanos condenados por espionaje fueron liberados de prisiones estadounidenses. El mismo día, el presidente Barack Obama anunció relaciones renovadas con la nación comunista.

Como un contratista que trabajaba en desarrollo, Gross estaba especialmente ocupado en Israel y en áreas controladas por los palestinos trabajando en el desarrollo conjunto israelí-palestino después del lanzamiento de las conversaciones de paz de Oslo en 1993.
«Yo estuve en Israel probablemente 60 veces antes de hacer aliyah», dijo él.

Alan y Judy Gross viven en Tel Aviv. Ellos tienen una hija viviendo en Jerusalem con su esposo y su hija, la nieta de los Gross.

«Mi otra hija se casó este fin de semana [cerca de Portland, Oregon], y ella y su esposo son profesores y se van a mudar a China», dijo él. «Es sólo un vuelo de 10 horas hasta Hong Kong» desde Tel Aviv.

Seguimos dando vueltas al por qué hizo aliyah.

«Yo entré en IKEA por primera y última vez en Rishon [LeZion], era exactamente igual que todos los otros que he visto», dijo él. Y sin embargo: «Éste era único porque casi toda la gente era judía. Ese fue un sentimiento increíble y refrescante».

Gross no puede señalar un momento en que él comenzó a pensar sobre hacer aliyah.
«No puedo decir que Cuba tuvo algo que ver con eso», dijo él. «No creo que mi origen judío tuviera algo que ver con mi trato».

«La primera vez que yo fui», cuando él tenía 28 años, «mi esposa y yo co-dirigimos un grupo de 45 adolescentes por 45 días para BBYO. Nunca haré eso otra vez, pero realmente me encendió. Seis meses más tarde estaba trabajando para BBYO».

Él pasó cuatro años con la organización juvenil judía y otros cuatro trabajando para la federación judía en Washington, DC, y después regresó a su campo escogido, el desarrollo.

En Israel, Gross también quiso votar. No puede esconder su decepción con el Primer Ministro Benjamin Netanyahu y sus interminables compromisos de la coalición, resultando más recientemente en el congelamiento de un acuerdo con los judíos no-ortodoxos sobre el culto en el Muro de los Lamentos.

«Con todo el respeto debido al Sr. Netanyahu, él es un hombre brillante y el experto número uno en el mundo en términos de conservar su trabajo», dijo Gross. Pero no va a profundizar mucho más en la política israelí, excepto para decir que planea ejercer su derecho a votar.

«Si no les gusta lo que está pasando en Israel», dijo él, «hagan aliyah y voten».
Cuál es su cosa favorita sobre Israel?

«Caminar. Todos los días camino hasta el Mercado Carmel, a Yaffo y al puerto de Tel Aviv», dijo él.

También el transporte público.

Alan Gross y su esposa Judy en el Muro de los Lamentos, primavera del 2005.

Gross muestra su pase de viaje Rav-Kav, la cual lo lleva en cualquier medio de transporte -tren, bus, tren ligero -por la mitad de precio porque él es un ciudadano de la tercera edad. Se maravilla sobre el transporte público de Israel y señala que le toma 90 minutos llegar desde la casa de su hija en Jerusalem a su departamento en Tel Aviv. Desea que a más israelíes les guste como a él, preocupándose -como un israelí veterano -sobre los accidentes de tránsito en el país.

También habla de una tienda de cigarros en Tel Aviv llamada Brill, donde se reúne todos los viernes en la tarde con una variedad de aficionados y habla de política y «noticias falsas» en medio de puros, hummus y whisky. El adquirió el hábito del cigarro en prisión.

«El gobierno cubano me daba una caja de buenos cigarros cada vez que un dignatario me visitaba», recordó Gross, blandiendo uno que compró en Suiza. «Cada caja valía el salario de un mes para un cubano. Ellos me engancharon, los hijos de p***».

Volvería a Cuba si tuviera oportunidad?

«Volvería en un instante», dijo él.

Alan Gross en el hospital militar Finlay durante su sentencia de prisión en
La Habana, Cuba, el 27 de noviembre del 2012.

Gross ha escrito dos veces a la embajada cubana aquí queriendo sólo hablar. No ha recibido ninguna respuesta.

Quiere ver a las familias de sus compañeros de celda, quienes le traían comida.

«Ellos me ayudaron a sostenerme por cinco años», dijo Gross. «Son mi familia también».

Gross perdió cinco dientes debido a la mala nutrición durante su tiempo en la cárcel.

«Ellos tenían muchos más cigarros que comida», dijo él de las autoridades cubanas. «Cincuenta por ciento de la tierra arable en Cuba no está siendo cultivada».

Qué piensa del regreso del Presidente Donald Trump a los movimientos del Presidente Barack Obama para levantar las restricciones de viaje y comerciales con La Habana?

Gross no es un fan de Trump.

«Él está dedicado a revertir cualquier cosa que Obama hizo, si Obama camina hacia adelante para evitar tropezar con algo, Trump caminaría intencionalmente hacia atrás y tropezaría con eso», dijo Gross. «Va a perjudicar el negocio Airbnb» que ha proliferado desde las reformas de Obama, «los restaurantes que apoyan el negocio Airbnb y los taxis privados y todas las otras industrias auxiliares que apoyan el negocio Airbnb».

Gross es una ávida presencia en los medios sociales, y Trump es su blanco favorito.

«Hay una diferencia entre no adecuarse y no ser adecuado, no competente e incompetente. El POTUS es lo segundo en ambos» escribió recientemente en Twitter, utilizando el acrónimo para el presidente de Estados Unidos.

Gross dijo que se había unido a Twitter y Facebook antes de su arresto en Cuba en el 2009, pero no había usado mucho ninguno de los dos. Eso cambió cuando regresó.

«Facebook me permite reconectarme con muchos amigos y familiares», dijo él. «La gente no sabía cómo reaccionar ante mí, mucha gente quería reunirse enseguida, otros pensaban que yo quería estar solo. Es una red maravillosa».

«Twitter es una historia diferente; Twitter podría ser realmente brutal. Yo trato de no dar respuestas rabiosas. A veces fracaso».

Gross disfruta la comunicación.

«No me había comunicado en prisión por casi cinco años», dijo él. «Los últimos nueve meses se me permitió tener acceso al email un par de veces por semana -no a internet -pero eso cambió mi vida ahí. Fue una mejora enorme para mi psiquis».

Él no le reprocha a Obama por el tiempo que esperó para ser liberado.

«Cuando Judy y yo conocimos a Obama, y ella dijo, ´Gracias por traer a mi esposo a casa´, él dijo con gran sinceridad, ´Ojalá hubiéramos podido hacerlo antes´, y yo dije ´mejor tarde que nunca´», recordó Gross.

«La decisión de traerme a casa sólo podría haber sido hecha en la Oficina Oval. Fue hecha tarde? Sí, pero hay otras cosas ocurriendo en el mundo, cosas que también son importantes, quizás más importantes que Cuba porque Cuba no representa ninguna amenaza para nadie».

Manifestantes demandan la liberación de Alan Gross.

De hecho, Gross obtuvo una papeleta de voto ausente en las elecciones del 2012 y votó por Obama. Él también está agradecido a los tres legisladores que lideraron la lucha por su liberación: los senadores Patrick Leahy (Demócrata – Vermont), y Jeff Flake (Republicano – Arizona) y el entonces congresista Chris Van Hollen (Demócrata – Maryland) así como también a la comunidad judía organizada.

«La realidad es que fue el esfuerzo de base de la comunidad judía lo que inclinó el esfuerzo», dijo él. «Hubo decenas de miles de emails, literalmente decenas de miles, eso fue lo que inclinó la balanza. Mi redención de Cuba es una historia de activismo».
Qué quiere Gross que el mundo sepa?

Qué él no era un espía y las autoridades de Cuba nunca lo consideraron uno: Él fue condenado por crímenes contra el estado.

La mala información que lo caracterizó como un espía significa que él no puede regresar al negocio que ama -el desarrollo de las economías emergentes. Gross parece apesadumbrado, pero también optimista.

«En los países donde trabajo, los mercados emergentes, puedo imaginar a la gente mirándome con mala cara, ‘es o no es?’ No lo soy, nunca lo fui, nunca lo seré [un espía]», dijo él, «pero eso elimina una capacidad para recuperar la confianza del cliente».

Cómo está su hebreo?

No es grandioso, no tan bueno como su español, el cual mejoró enormemente en una cárcel cubana.

Bromeando, dice «Puedo decir ‘por qué no?’ en seis idiomas».

 

Fuente: The Times of Israel
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil



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