“Genizá Afgano” de hace 1.000 años ofrece visión del mundo perdido de los Judíos de la Ruta de la Seda

La Biblioteca Nacional de Israel ha comprado la colección «Genizá Afgano» traído a Israel por el comerciante de antigüedades israelí Lenny Wolfe hace unos 10 meses. La colección incluye alrededor de 250 documentos, la mayor parte del siglo 11, y fueron probable descubiertos en una cueva en el norte de Afganistán.

Cerca de 100 de los manuscritos probablemente provenían del archivo de una familia judía que vivía en la ruta de la seda en la zona de Afganistán de hoy. Algunos de los documentos se refieren a negocios de comercio de la familia. Algunos son cartas privadas y otros son textos religiosos. Incluyen una sección del tratado de la Mishná de Avodá Zara. Este es el ejemplo más antiguo de textos religiosos judíos en una región donde se habla persa, al este de Babilonia.

Los estudiosos ahora saben que la fuente de los manuscritos no es un genizah – una colección de manuscritos escondidos – como la que se encuentró en El Cairo, sino más bien el archivo de una familia judía de comerciantes que vivían en la ruta de la seda en el norte de Afganistán en el siglo 11. El jefe de la familia nombrado en los manuscritos es Abu Nassar Ben Daniel y al parecer la familia vivió en la ciudad central afgana de Bamiyán. La ciudad fue noticia hace 15 años, cuando los talibanes volaron dos enormes estatuas de Buda ahí.

La colección de manuscritos salió a la luz un par de años más tarde, después de la guerra que condujo a la caída de los talibanes en Afganistán. Se rumora que la colección fue encontrada en una cueva o en una profunda grieta en una roca de algún lugar de Afganistán, donde había sido escondida por sus dueños hace aproximadamente mil años.

Los manuscritos estaban escritos en una amplia variedad de idiomas – arameo, hebreo, persa, judeo-árabe y judeo-persa – estos dos últimos idiomas son árabe y persa escrito en letras hebreas. En la colección hay manuscritos legales y comerciales junto con escritos sagrados y cartas personales.

La importancia principal del Genizá Afgano es el tesoro de información que contiene acerca de la comunidad judía en Afganistán hace más de mil años. Por ejemplo, las cartas personales revelan los lugares en los que vivían los judíos, sus profesiones y la estructura familiar. Alrededor de 150 de los documentos son de un período posterior, del siglo 12 y principios del siglo 13. Están escritos en persa y árabe, y no están conectados a la comunidad judía local, pero aun así son de una importancia increíble para los estudiosos que investigan la región a inicios de la Edad Media. La mayoría de estos textos fueron escritos por los comerciantes musulmanes que vivían en la zona, antes de la destrucción causada por la conquista de los mongoles a mediados del siglo 13.

Los investigadores tienen muy poca información escrita sobre la vida y la cultura de estas regiones durante estos periodos, ya que la conquista mongol condujo a la destrucción de la mayoría de los documentos de la época. Los expertos todavía tienen dudas sobre la conexión entre las dos colecciones diferentes de escritos: El archivo de la familia Abu Nasser y la colección no judía; o si proceden de la misma fuente, o dos lugares diferentes.

El botín contiene unos 250 documentos, principalmente del siglo 11, probablemente descubierto en una cueva en el norte de Afganistán. La Biblioteca Nacional de Israel hace tres años compró otros 29 manuscritos del Genizá Abu Nasser, también de Wolfe. Ahora que han comprado otros 100. Los expertos estiman que otros 500 documentos de la misma colección se encuentran todavía en manos de dos comerciantes de antigüedades privadas en Europa. Los diversos manuscritos han ido apareciendo en los mercados de antigüedades Judaicas en los últimos siete años. Las negociaciones entre Wolfe y la Biblioteca Nacional continuaron durante meses y al final se hizo posible la compra debido a una donación especial hecha a la biblioteca por la Fundación William Davidson y el Fondo Haim y Hanna Salomón. Ninguna de las partes ha dicho cuánto costó el acuerdo, pero la cantidad no se cree que sea astronómica porque las páginas incluyen solo texto, sin ilustraciones o arte, y se considera que el valor de dichos escritos es limitado en el mercado de antigüedades.

La Biblioteca Nacional está trabajando para escanear digitalmente todos los manuscritos y subirlos al internet.

 

Fuente: Forward
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil



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